Friday, February 12, 2010

Vuelve la amenaza, paso a paso

HAce unas dos semanas mi amada se vio sorprendida por un dolor en los ovarios o en el utero. No sé. Hoy ha vuelto.

El tratamiento contra el cancer que la afectó incluye unas pastillas hormonales cuyo riesgo es que podrían generar un cancer uterino. Esta sensación es demoledora: este año se cumplirán en julio los dos años de su intervención. ¿Cómo irán las cosas? Vagamente sigo confiando en un dios que no acudirá en nuestro apoyo. Un dios que es simplemente mentira.

En fin, el hombre, a veces, es casi un dios, pues es asesinado, día a día, por un seguridad terrorífica que le indica que eso que espera que no suceda, sucederá de todas maneras. Es lo que me pasa con la salud de mi amada. Tengo miedo, pavor, que lo que imagino que sucederá (su recaída), ocurrirá de todas maneras. Sí, mi pesimismo debe atraer el mal. Seguro. Sí, soy culpable de eso. ¿Cómo lucho contra este derrotismo y este negativismo que me atormenta desde niño?

Simplemente, como un buen cucufato, habrá que agradecer a dios, pues el sabe lo que hace. Humor negro y crudelísimo. Sé que pasará. Ojalá me equivoque.

Wednesday, February 03, 2010

Miedo de un enemigo de dios

Soy eso, un enemigo de dios. Desde niño, él me persiguió y me torturó. Recuerdo horas de horas, aniquilado por mis pensamientos, atormentado por las ideas violentas que me asltaban respecto a dios. En serio, yo no podía controlarlas, era apenas un infante y ya esa relación armónica que los curas decían que era la fe, era una dura batalla paa mí, dios como el ejército oficial y excelententemente armado; yo, apenas un harapiento rebelde, sin más armas que sus dudas y perdido en un odio que no entendía.
La guerra no ha terminado. Dios me hizo creer en varias oportunidades que yo había ganado batallas importantes; es más, me hizo creer que él estaba de mi lado. Casi creía, en serio que casi saboreaba en mis labios la paz por el concedida, entendía su superioridad, me perdonó a pesar de que yo le habí sido un apóstata. Mentira, cuando creía que todo había terminado, cuando estaba seguro disfrutando de su paz, empezaban nuevamente las dudas y nacían nuevos y más poderosos tormentos. Abrevio. Me casé y tuve hijos. Uno de ellos nació con una enfermedad rarísima que lo condena a una incertidumbre asesina: quizá la enfermedad a penas lo afecte; quizá la enfermedad lo ataque con tanta agrsividad que será un suplicio para esa criatura. ¿Qué culpa tiene él?, le pregunté enrrostrándole mi rabia. Pero él no contesta, calla, obliga a que uno mismo se conteste: solo él sabe por quñe hace esas cosas, pero "que se haga tu voluntad y no la mía". Al carajo con todo eso. Duele y el miedo no me permite vivir.
En fin, estuvimos soportando todo esto, de la mano de mi mujer, quien se tragó todo el infierno que se hizo nuestra vida. Ella es mi soporte. Mi único sostén. La venganza de dios es implacable: la enfermó de cáncer.
Duele saber que dios de todas maneras ganará.