Sunday, May 19, 2013

Sueños y pesadillas

Difíciles tiempos. Se viene la cirugía de nuestro pequeño. Y, esta madrugada, la vivencia onírica me puso frente a frente a mis temores: mi amada y yo rezando, para pedir que Dios nos permita ganar la batalla contra el cáncer, escuchándola en sus dudas, temores.

Y yo cada día atacado por certezas detestables. ¿Alguna esperanza? Siempre he sido acertado, aunque demore, para el mal.

Plena prueba de que si Dios existe, simplemente quiere destruirme y con ello a mi familia.

Sunday, January 06, 2013

Malos presentimientos

Soy de aquellos seres que viven subyugados por las supersticiones negativas

Sufre más quien se queda, no quien se va

Toda despedida es una muerte. Y en una despedida, alguien se va y alguien se queda. Sufre más quien se queda, pues quien se va tiene todavía la aventura por delante, el riesgo lo acompaña. Quien se queda, se aloja en la tibieza de su hogar.

Es en extremo cruel haber vivido esto que estoy viviendo, atravesando una tormenta que aparenta calma, mi hijo como una perpetua bomba de tiempo, mi mujer con la incertidumbre de si el tratamiento surtirá los efectos necesarios o no. Y, sin embargo, yo encontrando una boya que en medio de este naufragio apareció para salvarme. ¿Salvarme y abandonar a los míos? No, no puedo, no quiero, aun a pesar de que siento que hoy estoy preso de mi realidad, sin salida alguna, destinado a morirme aquí, en medio de la rutina y la mediocridad.

Ella vino a ofrecerme el riesgo del abismo y yo, lo juro, quisiera saltar. Pero sé que no debo, no me lo perdonaría jamás. ¿Condenarme a no ver más el rostro de mis hijos, de mi mujer? O, en todo caso, hacerle esto a mi mujer justamente en un momento tan difícil como este. Hacérselo a mis hijos.

Claro, no interesa el momento, parece que el destino se construye incluso en contra de nuestros deseos, o justamente a pesar de ellos.

Y ella se fue, después de una estúpida relación en la que, como siempre, primó mi egoísmo. Era hora de encontrarme con una mujer así, sensible y prodigiosa, inmensamente superior a mí, sencilla y decidida también.

Oración agnóstica

Hoy he aprendido, con un terrible golpe, que es muy fácil lanzar piedras al aire y hacer añicos el propio techo. Soy tan débil, más bien cobarde. Me atormenta la culpa por lo hecho (que no es mucho, felizmente, pero es). He buscado cómo tranquilizar mi alma o cómo calmar este terrible sentimiento de culpa. He encontrado en la web solamente links que me llevan a páginas de católicos o cristianos que toda la solución la encuentran en Dios y en el entregarnos a él. Lo he intentado muchas veces, por el pavor que la vida me produce, por el dolor de saber que todo eso que temo llegará de todas maneras, quizá con mayor gravedad aun que los males que me amenazaban en el pasado. Quizá el error está en haber huido siempre. Y hoy, los males amenazan a mi hijo.

Y me encuntro en web una serie de textos sobre la "maldición generacional", por la que, según la lectura que hace estos señores de la Biblia, nuestros actos y nuestros pesares se pueden rastrear hacia atrás en nuestros ancestros hasta en cuatro generaciones. Ergo, lo que hagamos también tendrá secuelas hacia adelante, a nuestros descendientes, en cuatro generaciones. Claro, uno puede leerlo y hasta entenderlos. Pero es justamente esa injusticia la que me muestra, si existe Dios, que no parece ser justo. ¿QUé culpa puede arrastrar mi hijo o mi hija por lo que yo haya hecho?, ¿los males de mi hijo tienen alguna relación con esas culpas mías o con las de mis ancestros? Absurdo, sería absurdo un Dios que razone así. Pero muy probablemente sea eso lo que sucede en verdad. ¿Puedo esperar algo de ese Dios? Muy complicado.

Hoy, por tanto, quiero hacer una serie de afirmaciones que me ayuden a serenarme y intentar superar este hoyo en el que me encuentro.

  • Soy una persona buena, con errores y defectos, pero buena.
  • Estoy intentando ser mejor, es difícil, pero no dejo de intentarlo. Soy mejor que antes.
  • Amo a mi pareja y a mis hijos. He faltado el respeto hacia ellos, pero voy a dejar de hacerlo desde hoy. Voy a ser un mejor esposo y un mejor padre desde hoy.
  • En lo profesional debo entender que soy una persona capaz. Tengo errores permanentemente, pero me merezco algo mejor. Y voy a lograrlo, por mí y por mi familia.
  • El miedo no me va a impedir seguir caminando. Voy a superar el miedo, pues soy más que mis problemas.
  • Mi camino, aunque difícil probablemente, va a presentarme cosas hermosas, que me enseñarán que vale la pena seguir caminando.
  • Quiero seguir caminando.

Monday, November 14, 2011

41 cuchilladas

No se me ocurre otra metáfora sino esta pobre, paupérrima idea. Las plagas que mi mente va construyendo se van realizando.

Wednesday, November 09, 2011

Miedos siempre

Otra vez me ataca el pavor. Y la certeza de que, a pesar de todo, con dios o sin él, la muerte me pondrá en frente de un reto mayúsculo por la vida. Quizá, si toda la desgracia que presiento se hace realidad, tenga que afrontar solo el futuro de mis hijos. Miedo, mucho miedo.

Y encima, toda esa sensación negativa de mi vida que contagia a mis seres queridos, se ve amplificada por mis deseos perniciosos de que a los amigos que pasan una situación similar les pase, por equidad, lo que a nosotros. La envidia se estrella contra mí y, lo peor de todo, contra mis hijos. Es decir, si hay un dios, soy castigado no en mi mismo, si no a través de mis hijos.

Saturday, April 16, 2011

Reflexiones con culpa

Ayer hice algo que sé que vuelve a quebrar el principio de confianza que exite en mi relación. Eso me está generando un remordimiento de conciencia, que quiero aplcar con el hecho de que los hechos no se consumaron finalmente, o no al extremo posible. Claro, he puesto una vez más en riesgo mi relación y eso muestra dos posibles cosas:

  1. Mi relación ya no me interesa y estoy buscando los medios para liberarme de ella, solo que no tengo el valor de aceptar esa verdad.

  2. Mi relación sí me interesa y, por ello, me siento como me siento hoy, decepcionado de mi mismo, como un traidor reincidente.

No trato de hecerme promesas, las he incumplido todas. Simplemente trato de entender, de explicarme qué está pasando en mí.


Mi hijo debe ser sometido a una cirugía delicada en un par de meses. Mi mujer sale de una serie de cirugías por su oncología. ¿Es dura la realidad que me ha tocado vivir? Por supuesto. ¿Tengo o he tenido el valor para resistir en estas circunstancias? Sí, aunque sosteniéndome en mi propia mujer, cargándole mi dolor también. Es decir, valiéndome de ella como batón, cuando ella necesita de mí. Quizá debiera perdonarme esa debilidad, pues es realmente difícil la cuesta que estamos trepando. Y, de alguna manera, estas "fugas" son para mpi una suerte de válvula de escape.


Lo triste es que elijo fechas demasiado significativas. Ayer cumplimos un año más de matrimonio. Y claro, yo buscando esa válvula de escape, quizá esa "aventura", como el niño malcriado que nunca he sido. Como diría un amigo, "a la vejez, viruela". Y mi mujer con sus bromas, acertando lo que yo haría. Es terrorífico. Y este amigo que está atravesando una situación similar a la nuestra, que me llama para decirme que cualquier cosa que necesite, no dude en buscarlo. Tengo miedo. Quizá Dios, si existe, castiga mi estupidez con todo esto, las dolencias de mi hijo y de mi mujer. No concibo a un Dios así, pero en todo caso, le temo. Y solamente soy un ser humano compun y corriente.


Una frase que me da vueltas desde el principio de mi época de estudiante universitario, es la frase aquella de que uno no valora lo que tiene, hasta que lo pierde. Y quizá esa es mi busqueda, sentir que he perdido a mi mujer y que recién así aprenderé a valorarla. Dios, si existes, te pido ayuda para no llegar hasta ese momento y lograr la paz que necesito para seguir la brega en esta vida, por mí y por mi familia. En esta reflexión he omitido a mi hija, pues ella, gracias a Dios, si existe, no padece ninguna enfermedad. Y pido al cielo que así la mantenga, sanita.

Wednesday, January 19, 2011

No tiene sentido seguir viviendo

Cada día voy descubriendo razones que me muestran el terrible fracaso que es mi vida: con 40 años no he logrado ningún éxito profesional realmente importante, no tengo una Maestría o un Doctorado a nivel nacional y, menos aun, a nivel internacional, no hablo ningún idioma adicional al español, no tengo un trabajo prometedor.
Acabo de encontrar un video de una entrevista a un ex jefe mio que me quitó la confianza en el mejor momento que pude haber vivido laboralmente. Claro, es cierto que no tengo una performance adecuada y quizá a eso se debio que me redujeran el sueldo, que me cambiaran de posición. Renuncié finalmente con cierta bulla por el maltrato, cuando se me presentó una mejor oportunidad. La vida me dio la oportunidad de salvarme laboralmente. Pero no supe tampoco aprovechar el momento.
¿Optimismo? Estoy destruido. Por completo, pues justo ahora tengo que ver por la salud de mi esposa y de mi hijo. Soy un fracaso absoluto. ¿Cuál es el sentido para seguir viviendo?

Tensa calma

Es raro en verdad. La presencia de mis padres me ha sedado y el dolor, aunque presente, no desespera. El túnel está oscuro, no hay luz alguna. Soy un herlado de la muerte. No tengo escapatoria. Como habría dicho Arguedas, "he vivido en vano".

¿Qué hacer para no generar mayor infelicidad a mi familia?, ¿cómo evitarles el dolor de lo irremediable? Quizá ellos ni lo sospechan, pero me siento casi un muerto. No tengo ánimo para nada, anticipo mi fracaso en todo. Este tiempo es de angustia. Ya vivi otros tiempos iguales, pero solo. Ahora estoy con familia y, peor aun, mi esposa y mi hijo requieren tratamientos para sus respectivas dolencias. Mi hija sueña con una vida que no puedo darle. No temos seguro.

Mi vida está condenada a hospitales y medicinas. ¿Cuál es la esperanza que podría constituirse en faro?, ¿orar a quien siempre mintió a mis esperanzas? reducir mis esperanzas para hacerlas más realistas.

Wednesday, January 12, 2011

El suicidio

Hoy mi compañero de oficina me mostró un periódico en el que se recordaba a Josemari Recalde a los diez años de su muerte. Conocí a ese muchacho en la Universidad, cuando yo me esforzaba y soñaba aun con ser poeta, escritor. Solo que yo estaba al margen de todo, incluso de los marginales, aislado por completo.

Estuve buscando algo de información y me encontré con algunas joyas que quisiera destacar:

César Hildebrabdt escribía sobre la muerte de Recalde lo siguiente: “Respeto a los suicidas. Me apena que tengan ese aspecto de culpables, esa sombra desastrosa que los persigue. Se matan y todavía el mundo los castiga. ¿Por qué somos tan crueles con ellos? Quizás porque hicieron lo más irreverente: suprimir el azar, variar las reglas, tomar el atajo carrozable, y sobre todo desobedecer a Dios, a quien muchos ven como un guionista que se enfurece cuando alguien sale de escena sin su autorización. ¿Dios como Arthur Miller? ¿Dios como Cecil B. de Mille? ¿Dios como Hitchcock? No lo creo. Dios no debe prestarnos demasiada atención, Dios no trabaja a domicilio, y lo que ha ardido es el recinto de Recalde, las manos del poeta, el traje amortajado. Ardió el horror, ardió la dopamina, ardió el destino, ardió el mañana. El poeta mandó al mundo a freír monos. Y ardió la tarde cursi ya sin él“.

Dicen que poco tiempo antes de su muerte, escribió el poema que transcribo a continuación:


"Al final de los mitos,
cuando todo se haya evaído,
encontraremos quién sabe una luz,
no no quiero
pertenecer más a la realidad verdadera
ni a la falsa,
por eso incendio mi cuerpo".

Según leo hoy, Albert Camus le otorgaba una categoría muy trascendente al suicidio: “No hay más que un problema filosófico y verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía, las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías vienen a continuación, se trata de juegos”.

Otra vez, sin quererlo, ha vuelto a mí la idea permanente del suicidio, como única manera de liberarme de la vida. Y me cuesta y me duele seguir teniendo esa certeza autodestructiva que vida tengo mucha por delante.