Thursday, October 30, 2008

Pesadilla de Primavera

En Lima, la única estación realmente bonita es la Primavera. Pero ahora no la disfruto. Anoche tuve una pesadilla que no la recuerdo, pero me ha dejado el alma quebrada, el sabor de su dolor. Era algo respecto a la salud de mi mujer y que ella llegaba al final indeseado de la muerte temprana.



Tengo miedo y Dios no alcanza

Desesperación

Fuimos a PAX y el sacerdote (que tiene seguidores y detractores) le dijo a mi mujer que ojalá pudiera seguir la dieta. Quizá lo que dijo o quiso decir es que ojalá mi mujer pudiera luchar contra el mal. Un indicio más de que las cosas no tienen un claro futuro, un indicio más para que mi certeza negativa siga adelante, pensando en que, en cualquier momento ella será "llamada por el Señor". Bueno, en realidad es doloroso pensar en que eso que siento como algo que va a pasar, va a suceder inexorablemente. Esa certeza asesina no falla. Es lamentable, pero es simple también: los malos presentimientos, en mi caso, no fallan. Y luego cómo será la vida, cómo seguir aquí, a cargo de mis hijos. No, lo sé, siento miedo, solo dolor y odio contra mi mismo, por no haber podido ser mejor, por no ser otra persona, sin tanta maldad dentro, sin tanto odio dentro, que incluso hoy, convaleciente ella, sigue siendo blanco de mis odios, de mi energía negativa. Bueno, en verdad todo está perdido, en mí todo se perdió, soy el territorio arrasado por una guerra que perdí de antemano. Y el valor de mi mujer, ejemplar, no me alcanza para insuflar tranquilidad. Todo está incinerado. Y lo peor está por venir.

Friday, October 17, 2008

Nuevas caídas

Hoy le han hecho la cuarta quimioterapia fuerte y, nuevamente, a esta hora está mal, con los efectos lamentables y evidentes que deja ese tratamiento. Bueno, es lo único que, por el momento, de acuerdo a la medicina se puede hacer. Es realmente demoledor verla así, golepada, debilitada, afectada. Espero que salga realmente de esto, pero hoy volví a plantearle al médico tratan que nos precisara si había un riesgo por los bordes de 3 milímetros; dijo que no, pero noto soberbia en su manera de responder y le pido a Dios, si existe, que lo que nos indica es cierto y que este cancer que padece mi amada se supere. El futuro me da pavor, no sé que viene, intuyo, pero me asusto, cuando intuyo algo hermoso, simplemente desecho ese pensamiento, pues lo veo irreal y la realidad me ha demostrado que no fallé. Imagino algo terrible, me angustio, pues tarde o temprano llegará.
Por otro lado, mis padres me pregutnaron por los niños y tuve que decirle que mi pequeño hijo casi de hecho será operado en febrero. Dios, si tu hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios. Duele, duele mucho y no sñe que hacer, es imposible hacer algo certero. En fin. Por partida doble, el dolor me aturde, me aniquila.

Saturday, October 11, 2008

Más elementos para estar asustado

Las maldiciones no dejan de presentarse. Ahora encontré esta noticia. Yo merezco que divinamente se me castigue, porque no soy un buen hombre, yerro siempre. Pero mi mujer no y menos mis hijos. Dios es injusto, sé (lamentablemente) que el destino apunta en el sentido que no hubiera querido jamás. Y es más injusto pues mi mujer es muy fuerte y tiene mucha esperanza en superar todos los problemas. Yo nací derrotado y la vida me quiere torturar hasta el final, sufrimiento longevo.

Thursday, October 09, 2008

Cinismo en medio del dolor

Si Dios existe, debiera entender que no resulta justo vengar en mis hijos el dolor que puedo causar(le) yo. Ellos son inocentes. Mi castigo mayor, hoy, es sentir que mientras todos empujan a favor de la recuperación de mi mujer, incluida ella, yo, con mis actos, avanzo en sentido contrario. Soy la marca de un mal sino, de un sino que se esfuerza en destruir el amor, en autoflagelarse. Sí, mi mujer lucha como nunca he visto contra el mal mortífero y yo sucumbo ante el temor, ante los malos presagios, los malos presentimientos, de que todo, a pesar de las apariencias, irá mal, muy mal. Sucumbo, además, a lña tentación de la infidelidad imaginaria, ni siquiera la real, pues no tengo valor.

Y claro, todo esto me tiene deambulando con el sentimiento de culpa aguijoneándome el alma