Saturday, March 06, 2010

Novedades en el frente

La guerra contra dios es implacable y, salvo que uno sea muy poderoso e inteligente, está perdida de antemano. Me descuidé, me quedé pasmado en la tibia comodidad de la esperanza, esperanza siempre (y como lo muestra mi experiencia) mentirosa. Mi mujer lucha contra un cáncer de mama, con valentía y decisión; mientras tanto yo, abatido, tengo la terrible seguridad de que es una guerra perdida y que, tarde o temprano, sucederá lo que temo: su muerte (tengo miedo de escribir todo esto, pero al mismo tiempo quiero registrar mis sentimientos y temores, como demostrando que ya me adelanté a la decisión de dios). Por si fuera poco, está la incierta salud de mi hijo, cuyo destino es un misterio cuya cabeza está permanentemente amenazada por una guillotina.

Además, me quedo sin trabajo (oh, marzo de ensueños y de pesadillas) y con ello pierdo el seguro que, durante estos 3 años, nos acompañó. Luego de eso, sufriremos en carne propia la crueldad del capitalismo para la salud de quienes no cuentan con un seguro. Horroroso, película de terror.

Y, claro, yo con mis sueños de grandeza, esperando, a pesar de todo, lograr sortear el temporal y, en lo laboral, desarrollarme en la vida privada con mejores perspectivas. ¿Qué será?