Monday, August 04, 2008

Malos presentimientos

Soy de aquellos seres que viven subyugados por las supersticiones negativas. Y, desde muchos años atrás (hoy tengo 37 años y medio), sé que cuando una premonición negativa me asalta y no le presto la atención necesaria, racionalizándola, esta cobrará, más temprano que tarde, cruda realidad.
Es cierto que hemos tenido una buena noticia la última semana, pero me amenazan sentimientos y pensamientos negativos que me asustan y me minan emocionalmente. Es más, dicen los médicos e incluso los que tratan el alma que hay que ser positivos para vencer esta enfermedad. Esa es una tarea que se me antoja imposible en lo personal: siempre he sido una persona con la tentación del fracaso y seducida por el dolor y la fatalidad.
Se me vienen a la mente una serie de preguntas que solo el tiempo me responderá: ¿no será que Dios nos dio esta esperanza para luego lograr que nuestra caida sea peor?, ¿cuál es el destino que espera a mi hijo ahora que aprecio algún síntoma de aquella terrible Caja de Pándora?, ¿qué de mi hija?
El futuro, en nuestro caso, no solo es incierto como para cualquiera, sino que es gris color de la fatalidad.
¿Podrá o querrá Dios salvarnos de esto?, ¿o es que, simplemente, al final del camino le agradeceré a Dios porque el sufrimiento no fue el peor?

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